Quisiera dejarlo, no sabés cuánto quiero… pero a lo mejor sí lo necesito

No sé qué es escribir. No sé por qué, si lo detesto, no lo dejo de una buena vez. Peor aún, no dejo de esforzarme en escribir.
No está en mí escribir, eso lo sé. No lo necesito. A veces pasa mucho tiempo sin que escriba más que lo que tengo qué por alguna que otra exigencia académica, laboral o lo que sea. Quiero dejar dejar de escribir pero luego siento que no me queda nada. Lo he ido dejando por pocos, abandono la escritura que busco habitando otros espacios que me exigen menos.
Si me preguntan, escribo ensayos, pero nunca he escrito un ensayo netamente académico. No puedo. La academia a secas me aburre de muerte. Necesito encontrar un palpitación en el lenguaje. Terminé por decirme que lo que quiero es escribir filosofía y que la filosofía tiene vínculos coitales con el arte, con la escritura, la poesía. Supongo que es ahí cuando subsisto en eso de escribir.
Quisiera dejarlo, no sabés cuánto quiero. Pero a lo mejor sí lo necesito, pero no lo necesito como quien tiene un frenesí y la urgencia de imprimirlo en alguna parte, cualquier parte, para hacerlo palabra. No, lo mío tiene más que ver con la figura pálida y escueta que me siento. No tengo otra cosa. Si no escribo no tengo absolutamente nada. Yo misma me aburro de muerte, pero puedo narrar.. narrarme. Si lo odio es porque es todo lo que tengo y no sirve. Lo odio porque no es suficiente, porque no es la palabra la que me habita. Yo la invado, la obligó a existir en mí. Tengo del cuello al lenguaje y cuando no tiene nada para darme le tuerzo el cuello para hacer oír su graznido y graznar yo. No soporto lo forzado del ruido, no es un río, son charcos que cavo con las uñas y no calman mi sed ni la de nadie. Solo son charcos y la arena y el sol le chupan y evaporan el agua. ¿Mirás lo inútil de mi esfuerzo? ¿Mirás que ya casi no tengo dedos después de cavar? Contemplo mi rastro y me siento derrotada. He sido vencida. No soporto escribir, no puedo escribir, pero es todo lo que tengo.
Tal vez tenes razón y lo que siento como escribir es ingenuo y místico. Es solo que siento que escribir no es el camino que quiero porque nunca obtengo de la escritura algo que me satisfaga, quiero mutar hacia otros lados pero no tengo a dónde ir. Soy prisionera y mi verdugo se ha olvidado de mí.
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No sé si sea esta la presión que necesito, jaja. A veces solo no tengo ganas y nada me hace mover. A veces estoy muy pesada.
Me gusta. Sigamos. A ver a donde vamos a parar.
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¿O sea que queres hablar de filicidio?

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